martes, 23 de diciembre de 2008

El otro día, acá.

Noelia: -Había una vez un país en el que toda la gente sabía hacer muchas cosas y vivía de ello. Cosían, planchaban, inventaban aviones, arreglaban las instalaciones de sus casas, le cambiaban los pañales a los bebés, escribían historias para sus nietos, cuidaban las plantas, construían lugares enormes, medianos y chicos, investigaban varios ámbitos de la naturaleza, pintaban murales para las cúpulas, sabían de las enfermedades que los aquejaban, escribían sobre el tiempo, lo aceptaban e intentaban crear para él, para ellos y para los demás. Era un país que hoy en día parecería imposible, pero que se desarrollaba única y básicamente sobre los rieles de la raza humana. Porque el ser humano posee esa capacidad para transgredir, y esta sociedad lo había logrado. Había transgredido porque no todo había sido planeado para idiotizarlos. Porque los programas de televisión daban a conocer sus dotes y habilidades para su todo. Porque veían en las cosas muchísimas otras. Porque jamás aprendieron en contentarse con poco, con la conformidad de aceptar lo dado como tal, con principio y fin. Era una sociedad novedosa día tras día, como los crepúsculos. La gente de aquel lugar no era como tu mamá o la mía. No, no nada que ver, porque era gente que había nacido con otras bases, gente que se valía de orgullo por si misma por ser, por ser humano. Dicen que algunas personas de este país, que no se sabe bien donde se situaba, pasaron de planos para fomentar su trasgresión. Algunas de estas personas pasaron para nuestro planeta, pero aquí había sido todo fríamente planeado para que este tipo de personas aparecieran cada mucho tiempo. Y además, una vez en este nuevo sitio, se los trataba con cierta marginación, como extranjero en su nueva tierra. Dicen que cada tanto venían algunas personas de este país ,que no se sabe donde se situaba, acá la Tierra. Pero se las reconoció después de muchos, muchos años, una vez muertos. Una pena...
Rodrigo: -La re flashaste.
Noelia: -Si, si...

Quiero pedir perdón

Te juro que me encantaría decirte todo, todo lo que me pasa, todo eso que estuve acumulando en esta parte, acá, casi abajo del cuello, del lado izquierdo de mi cuerpo. Todo de lo que estoy segura y también aquello de lo que no, que en verdad es la mayoría. Porque te niego y te acepto, conmigo, con los demás, con vos. Es que te dejo, te dejo para sentir que casi te pierdo. Es que siempre alguien cede su vida para mostrarnos las cosas verdaderamente importantes. Pero nosotros, pero nosotros…Es como si no nos alcanzara ni todo el cementerio de Chacarita. Disfruto el saber que mi acercamiento hacia a vos baila sobre un hilo azul gastado por los años. Ciertamente creo que necesito un cambio. Las vueltas de cuerda vendrían bien en este caso. Pero no, no, volvería a caer en lo mismo. Porque vivimos renegando de lo que somos y de lo que no, y si fuésemos diferentes lo seguiríamos haciendo. Es que a pesar de todo me gusta correr el riesgo, para después llorar, para después apenar/te/me… Sin embargo no quiero quedarme sin vos. Ay! Te juro que no quiero quedarme sin vos. Perdón una y mil veces. Perdón. ¡Cuán difícil fue conectar, para que ahora yo quiera pelar los cables! Abrazame antes que salten los tapones. Y perdón, perdón por lo que hice. Es que estas cosas son como círculos que atraen tanto como lo prohibido, y vos sabes que solemos caer. Pero hay tiempo de levantarse. Está el mate sobre la mesa…

lunes, 8 de diciembre de 2008

Y si...


Lo importante no fue que haya escrito lo que escribí, ni que haya dicho lo que dije. Lo importante es que ahora siento que no ofrecí nada con ello. ni una misera reflexión, ni un mensaje, ni una novedad, ni un mínimo de transgresión, nada. Siento la necesidad de dejar un legalo, por pequeño que sea. Porque gracias a vos descubrí que con sólo hilar palabras, hacerla rimar, o juntarlas de un modo que suene bonito, no me alcanza. Porque con sólo imaginarme las cosas antes del sueño, antes, durante y después de la ducha, o mirando la ventana, no me alcanza. Porque con la objetividad de lo que parece estático en un primer momento, me aburro. Porque es mejor ir hasta las esquinas y cruzar las calles. Porque me gustaría saber aconsejar más a la gente y a mí misma. Porque me gustaría saber más sobre historia. Porque me encantaría hacer el bien sin buscarlo constantemente. Porque me gustaria dejar de suponer.
Porque me gustaría hacer más que decir. Encontrar un modo de sentirte totalmente a gusto conmigo. Pensar, pensar y pensar hasta hallar la luz que alguna vez vi. Subir la escalera, y ajustar la bombita, y que dure por mucho tiempo. Y que sea de bajo consumo.

Alguna que otra noche

Se levantó de dormir. Se quedó sentada varios minutos, inmóvil. Luego se paró. Fue al baño. Se miró al espejo. Se lavó los dientes. Se miró nuevamente. Se batió el pelo y lo juntó todo hacia a atrás, a modo de rodete. Tomó el cepillo nuevamente y lo atravesó por el montón de pelo. Se volvió a mirar, ahora a cara despejada. Se estiró los párpados y los costados de la nariz. Tomó jabón y se lavó los labios. Salió del baño, pero ahora con labios que borraron besos de ayer. Labios vacíos de culpa, vírgenes. Así como los engaños que fueron y las mentiras que pasaron. Así como lo que pareció una infidelidad. Así como las mil y una negaciones. Así como decir que pudo deshacerse realmente de los besos que no fueron y que si y que no.

sábado, 6 de diciembre de 2008

El día anterior


Ayer entendiste que el sol no se tapa con las manos, porque es largo, inmensamente largo, más que los océanos y todas las distancias juntas. Me miraste y con solo algunas palabras me diste a entender que pensamos lo mismo cuando caminamos por la calle, que recordamos casi lo mismo antes de conciliar el sueño. Ambos entendimos que la ambigüedad y la multiplicidad, de lo nuestro, de aquello, se alía con la subjetividad, la mía, la tuya, no lo se. Lo que si sabemos es que hay cosas que se juntan, se buscan, complementan, como cuando jugás con la marca de agua que dejó ese vaso frío, unís todas las puntas y el líquido queda uniforme, como si fuese un charco, y después chapoteas el dedo índice en su centro, lo hacés rebotar unas cuantas veces hasta que lo ves tan aburrido que decidís hacer con él una estrella, de su diámetro dibujás chispas, y después, tan sólo un poco después, volvés a colocar el vaso encima de todo eso.
Y todo esto es porque ayer… Yo se, entiendo que supiste convertirte en alegorías, en metáforas, en puentes, en sueños. Me entendiste cuando el sol acortaba su largo detrás de las calles. Se iba muriendo. Lo entendimos tan bien que se sucedieron dos fines inmensamente largos. Así es el sol, muere todos los días tras la ciudad, y nosotros parados, inmutables, de la mano para hacerlo mejor, entendimos algo que no nos terminó de parecer, hasta hoy. Sería bueno que lo repitiéramos, pero no es posible.
Y todo esto es porque ayer… La luz se acortó debajo de nuestros pies.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

domingo, 19 de octubre de 2008

Felicidades


Me dijo que se sentía ampliamente felíz, que su cuerpo se había rodeado de colores que se fusionaron de modo indescripitible y luego me contó que vió el sol...Lo hizo de frente, que lo corrió, que intentó abrazarlo, que no tuvo tiempo de mirar al suelo mientras lo hacía, pero que se topó con un lago. Se quedó algunos segundos en silencio, mirándome fijo, pero continuó su relato describiéndome a aquel lago. Me contó de su inmensidad, de la claridad de sus aguas, de su ajeno reflejo, y me dijo que en su fondo halló al sol, que era húmedo y profundo. Me dijo que se adentró en él y que mojó sus brazos en sol, que bañó su pelo en dorados vientos y que movió sus piernas en aquel círculo inigualablemente amarillo. Que se quedó horas y horas abrázándolo, y que llegó a su núcleo y allí dentro se encontró con todo lo que más apreciaba en ese momento, lo que más quería en sus recuerdos, lo que creía fundamental para su vida. Me dijo que pudo ver a los colores más hermosos e indescriptibles de todos y que en su atmósfera corrían los aires más puros. Me estaba describiendo un nuevo plano que jamás había imaginado. Me dijo además que se sentía ampliamente gratificado, sin necesidad de querer poseer algo más en su vida. Se detuvo en el relato, miró el cielo negro de la noche sin estrellas y luego fijó su mirada en la mía, que continuaba inmóvil, maravillada por su existencia. Me tomó la mano, la acarició y la soltó bruscamente. Se dio media vuelta y voló con los pájaros que salieron de abajo de sus pies, y se convirtió en bandada. Y se hizo de día, y hacia el este lo volví a encontrar, cerré mis ojos por unas catorce horas para enfrentarlas, y esperar a abrazar la luna...Astros de una ilusión improbablemente posible.

sábado, 4 de octubre de 2008

Trueque de soles


Y a decir verdad, nos sinceramos. Sentí que despegaste pero me dejaste un refugio, el que antes era tuyo. Y me dejaste mucho más que eso, un lugar que guarda en sus rincones partes de vos. Y allí es donde me alejo de todo. Sucede además que intenté copiarte, y pago las consecuencias del haberme salido tan bien. Y no es arrepentimiento, sino orgullo. Porque cuando te escucho es casi un reflejo, porque cuando te abrazo hay fusión de infinitas cosas, porque cuando me río no estoy sola, porque cuando me hablás me describís. Y ambas sabemos que en situaciones de tristeza y desesperación apelar a la generalización y los extremos es algo que nos sale muy bien. Pero con vos, es con vos... Es percatar en esos detalles, es mirar a los árboles y ver lo mismo. Sensaciones compartidas en un tiempo que parece jamás terminar, que se pierde en un camino sin fin. Porque hoy puedo decir que cambio mis soles por los tuyos, para terminar de complementar lo que desde el principio de todo se gestó. Una naranja perfecta se forma a lo lejos, entre arrabales que a modo de humo bailan en la luz que sólo vos me supiste dar. Mitades juntas que dan a entender que en la vida existen perfecciones.

domingo, 17 de agosto de 2008

Uno veinte por favor


A Morón por favor.

Escaleras plagaron los escenarios de la cuidad. Ida y Vuelta a ...

Descendió del tren para ascender a otro plano, y allí voló entre arrabales y nubes del atardecer. Y después de hacer todo eso y más, fijó la mirada en otro flotante, el cual se detuvo frente a ella, solo a unos metros de distancia. Y detrás de él apareció un piano y con el creó las más bellas notas que jamás se habían tocado en esas infinitas alturas. Y debajo de sus pies se dibujó una calle empedrada, empapada de rocío que se descargaba de las notas musicales que de a poco plagaban los espacios. Y se dibujaba un espejo, el reflejo de dos personas imgainándose. Y él dejó de tocar el piano, porque este continuó haciándolo solo, y se dirigió casi hacia ella. Caminó hasta su imagen, la que se hallaba en el suelo. Se sumergió en la calle y abrazó a la figura femenina que allí se dibujaba. Y luiego el agua se evaporó ascendiendo más alla de las notas musicales que aún seguían aflorando de aquel instrumento casi mágico.

Ella quedó sola entre las nubes y una calle seca de todo. Entonces descendió hasta el final y tomó el tren de regreso. Y finalmente dijo: " Uno veinte por favor".

sábado, 12 de julio de 2008

Soledad


Entiendo que hubo un tiempo en el que las palabras afloraban de mi boca y se plasmaban en las nubes, en los árboles que se situaban camino a casa, en el sol de las cinco de la tarde, en ese rincón del comedor donde el viento voló restos de pétalos de lo que al principio fue una flor. Pero ahora sólo las recuerdo, me cuesta titular o tal vez no quiera hacerlo, y me miento como lo estoy haciendo ahora. Porque cada paso lo escribo, porque en las noches cada último minuto de la vigilia lo ocupa tu voz, lo gasta el recuerdo, lo bordean abrazos jamás dados, esperados... Falsa e inútil inspiración es la que busco, la que invento, porque es entonces cuando intento convencerme de la soledad inexistente, porque justamente allí es cuando menos sola estoy.

Allí viajamos sentados en una flor y recorremos en ella cada sitio de la casa, abrazados en una mentira que parece no tener fin pero sujetándonos fuerte para no caernos, movidos por un soleado viento.

sábado, 24 de mayo de 2008

Al revés.

Ayer en el colectivo tomé una hoja cuadriculada y el peor lápiz que encontré en la mochila. Debía transcribir los versos que estaba escuchando. Sabés que siempre lo hago cuando me inunda la soledad, y es entonces cuando te imagino. Imagino los momentos oportunos en los que te recitaría el libro de frases que estuve compilando hace mucho tiempo. Pero hoy me senté frente a la computadora durante varios minutos, y te escribí sin parar. Creé un texto, con cohesión y coherencia, y lo imprimí. Éste es, y te lo quiero regalar, porque ambos sabemos que es tuyo. No quiero tenerlo más. Ya lo he pensado tantas veces... Cuando caminaba por las calles de Morón, antes de comer, antes de dormir, cuando me aburría de las explicaciones de las profesoras o cuando caía el sol en invierno y fingía un abrazo antes de la siesta. Y llegué a sentir que me ahogaban, y volqué todas la frases robadas que pude escribir y recordar en estas hojas que hoy te cedo . Mirá les hice una tapa con los papeles de golosinas que me regalaste, y acá le pegué la hoja de laurel con la que intentabas descargar tus nervios esa tarde de primavera, del año pasado ¿te acordás?. Bueno, esto es tuyo, siempre te perteneció creo. Creo que siempre quise escribírtelo. Creo que siempre estuve esperando este momento. Creo que espero un beso de tu parte para que nos sirva de sello...Tomá, todo tuyo.

Te crucé donde siempre. Nos hicimos las preguntas desvalorizadas de siempre..."¿Y ese libro?", me dijiste. Te miré mientras lo preguntabas, y luego perdí mi vista entre los árboles de la esquina opuesta en la que estábamos parados (como suelo hacer la mayoría de las veces), para contestarte casi indirectamente que era sólo un libro que me había prestado una amiga. Me sonreíste apenas, y me despedí de vos, crucé la calle y me tomé otro colectivo. Lo de siempre.

sábado, 17 de mayo de 2008

Por esto somos


Cuando amanecen arco iris adentro.



Me he dado cuenta que en lo que algunos llaman "la utopía de las cosas" me siento más cómoda. Porque busco de manera constante ese rincón infinito en el que se esconden las miniaturas confortables. A veces logran infiltrarse en el otro plano, el gris, el día, el mes, el pasado, el presente, y ahí se torna complejo, pero después desaparece por siempre... Un rincón que dura instantes, y depués muere, porque no se sucede como vos, como yo. Es como el crepúsculo, como la ola, como la primer luz de una luciérnaga. Fue la primera visita al bosque, la primer caricia ajena, el jardín de soles, el puente infinito que en vos empezaba, la siesta de las tres de la tarde sobre el agua que se demarró del primer río celeste que inventé... Entre la gente aparece, en los silencios también. Cundo más lo prefiere se presenta ante todo. Y allí me sumergo hasta que al fin termina, como ninguna otra cosa... Es como si jugara con el aire, y yo lo respiro. Es como si la vida fuese una ambigüedad... Porque tras la cortina que me separa hay dos caminos, o cuatro. Tomá el que quieras, que se puede llegar a una misma salida, o entrar a otros planos.¿En cuál estoy? No lo sé. Solo sé que soy la división resultante de un meriadiano transparente, que ha creado a las dudas.

Mujer incógnita de un pensamiento infinito.

jueves, 1 de mayo de 2008

Todo mentira esto.


Un hombre corta flores ajenas para un ajeno. Otro ajeno toma un libro de su biblioteca personal ( que contradictoriamente le es ajena). Lo abre al azahar en la página 70. Allí ve una imagen de un ajeno cortando flores ajenas para otro ajeno. Mientras tanto un fotógrafo recuerda un pasado ajeno mirando sus fotos antiguas, entre ellas la de un señor ajeno a él, que mira la imagen de un libro ajeno, en la cual hay un hombre que corta flores ajenas para un ajeno. Finalmente, toma la foto y furiosamente la lanza al fuego que intentaba abrigarlo del triste frío.

Abre la puerta y una violenta ráfaga de aire helado apaga en un instante lo que antes era cálido( los cálidos se esfuman en los frígidos opacos en estos tiempos). Camina sin rumbo fijo y se detiene ante algo ajeno, una flor, y decide cortarla, para luego dársela un ajeno.

Qué se yo, me lo contó una persona que jamás volví a ver, pero estoy casi segura que de algún lado la tenía. En realidad ahora que pienso jamás la había visto hasta ese entonces, me era totalmente ajena, pero ahora ya no. Aunque...con ajenos no hablo.

martes, 29 de abril de 2008

En la eternidad


Trataré de hablar en presente de vos y continuaré diciendo algunas cosas como si te tuviese aún enfrente, cuando en verdad estás en las líneas de mi mano, en la profundidad de los ojos de papá, en los tréboles, en el club, en la radio de las cinco de la tarde. Porque después de vos...vos.

He desprendido una parte, la que se fue hace algún tiempo con la tuya. He muerto unas tres veces hasta hoy. Pero vos conmigo, yo con vos... Porque detrás de vos, el sol, el tiempo y la tierra...

viernes, 18 de abril de 2008

This is your song...


Y terminaron aquel diálogo confesándose que en realidad siempre habían estado enamorados de las palabras que alguna vez quisieron dedicar,
de los momentos que simulaban titular y las ficticias caricias. Ficticias porque se proyectaban en sus mentes cual película ridículamente amorosa, pero que en su triste realidad no eran mas que roces entre la multitud. Una vez más simularon quererse y se abrazaron férreamente como falso símbolo de despedida. Dicha acción era vista por los protagonistas desde la perspectiva del camarógrafo. Se veían como siluetas que se convertían y fusionaban en una sola, y luego veían la imagen disfumarse entre los árboles que de fondo le daban un toque aún más ficticio a la escena. Escena poco vista por supuesto. Luego de ésto, él derramo una o dos lágrimas de tierra y le susurró al oído un fragmento de alguna canción por demás conocida para ambos. Y se secaron de palabras... Y se marcharon por distintos ritmos, pero volverán a cruzarse en algún que otro artista, porque en alguna tarde de otoño o de verano, o tal vez de primavera o de invierno, volverán a poner el cd y colocarán el track 7 y luego pondrán otro cd y pondrán el track numero 12, y el sonido de un falso teléfono hará cosquillas en sus oídos. Enamorados conformistas de palabras que los crearon.

miércoles, 9 de abril de 2008

El oficio de un verdadero caminante


Hombre alto, delgado, común, relativamente, bastante, muy poco... Caminaba por Avenida Alcorta ( cicatriz). Con pasos desganados y mirada desinteresada iba desmenuzando en su cabeza lo que tras sus pies hallaba. Era como una pintura, pero que tras su persona difuminaba los colores como si estuviesen pintados con el mejor de los óleos. Una actividad rutinaria la suya, eso pensaba... Sorpresivamente se topó con un charco de agua sucia junto a su pie izquierdo, la cual ensució el dobladillo de su pantalón gris y salpicó parte de su negra e inmensa mochila. Con la mayor de las broncas miró fijamente el agua acumulada y se vió en ella, seguramente para reconocerse (algo típico de esta clase de caminantes ignorantes), para su sorpresa o para su tristeza vio en su cara signos de resignación, vejez mal llevada, melancolías y otras infinidades de sentimientos y sensaciones poco gratificantes. Arribó nuevamente su cabeza, tratando de evadir y a la vez olvidar , tratando nuevamente de evadirse y a la vez olvidarse, pero a los dos pasos retrocedió y volvió al charco. El agua que allí se amontonaba por alguna razón desconocida para él (pero sólo para él), ascendió a una altura no muy lejos de su cabeza, sólo a unos diez o veinte centímetros más y comenzó a danzar formando un círculo hermosamente vistoso. El hombre procedió a desbertirse quedando sólo en ropa interior, luego abrió la mochila y de allí sacó dos enormes alas blancas, se las colocó por la espalda y despegó sus pies del piso. Pasó a través del círculo y ascendió muy muy alto, hasta más allá de las nubes, donde ningún otro hombre de su aspecto logró llegar jamás, a un lugar muy lejano que ni siquiera esas estrafalarias formas blancas han podido conquistar hasta hoy, ni siquiera las estrellas que posen un poder extraño y atrapante a la vista del hombre, ni tampoco el sol que irradia una luz inmensa que tiene el poder de dejar estupefacta hasta el alma más triste, con el mayor desamor y el mayor resentimiento que pueda haber en el mundo de la verdadera y única pobreza existente. Pero lo más importante de todo, logró convertirse en un verdadero caminante porteño.

Plantas


Tanta es la frustración que siento cuando en medio del bosque de mentiras grito desconsoladamente que me saquen, que me saquen ya, porque los árboles no paran de brotar y ya estan tapando mi cuello. No quiero ser verde, ese verde oscuro con el que me cubría en el frío. Quiero el amarillo que se siente cuando se vence la ley de gravedad y se cree que es posible abrazar el sol, cuando queda esperanza alguna que un machete caiga desde lo alto para cortar la maleza que cubre los pies, es mucha, pero aún no lo suficiente. Ya quiero vencer la frustración y que nunca sea suficiente, que siempre falte, si me encanta eso, a una ausencia reconfortable me refiero... Estupendo sería que caiga al fin y que con una alegría desbordante corte las ramas y corra sin destino por un nuevo bosque que parezca infinitamente utópico. Y ahí me veo corriendo, a toda velocidad hasta que mi corazón sienta crecer en demasía y con un aviso por demás salvaje me arroje contra el piso. Que mis manos choquen contra el pasto violentamente para apaciguar la caida, me de la vuelta y con los ojos mirando al sol vea una sombra delgada bajar hacia mi centro, calmando eternamente el corazón, para convertirme inevitablemente en un nuevo verde.

sábado, 5 de abril de 2008

miércoles, 2 de abril de 2008

Asesina de ocasos.

Dos párpados a medio cerrar. Una luz que transforma a una persona en sombra, en una silueta oscura con contorno bien definido. De fondo dos lomadas color musgo. Del oste un suave viento ondea el cabello y levanta la puntilla del vestido, cuyo color resulta indefinido. La imagen parece estática, pero se vuelve dinámica de vez en cuando, en tanto late el corazón. Un naranja diariamente desconocido se mezcla con un rosa, un celeste y un rojo oscuro. La mirada se levanta muy lentamente y busca un nuevo sol, siempre uno nuevo. Apenada se vuelve hacia abajo nuevamente y allí permanece mientras el ocaso va muriendo. Y termina, como todo y como nada. La noche nace, pero vive más que el momento en que el sol se derrite en un azul oscuro, muy oscuro. Vive más como ella, la que siempre llega y se va, la que sube y baja, y baja. Y después muere. Sentimentalmente nómade.

domingo, 30 de marzo de 2008

Mejor no




Qué horrible es cuando el frío entra lentamente por la ribera de tu remera. Y tengo frío, bastante. Y también calor, de a ratos. Soy yo, los labios entreabiertos delantan mi incomodidad. Mi manos cruben mi cara cuando pareciera insostenible. La posición fetal siempre resulta la más confortable en estos momentos... Y las ventanas me acompañan, sólo con su presencia apaciguan el tiempo y no me hacen sentir tan sola. Cada minuto baja lentamente (menos mal que no tengo un reloj cerca) . Mi mirada se tilda en cada rincón visible, entonces reseteame. Ya lo he dicho tantas veces en tan poco tiempo... Pero una vez más esquivo tu ayuda, y me lo merezco. Dejame acá que estoy bien, raramente bien, incomodamente bien, no estoy bien. Así que reseteame dentro un rato y si te vuelvo a esquivar, venite dentro de otro rato más. Esperaré en medio de estas dos ventanas.

Un nuevo crepúsculo se asoma, un pájaro se posa en la única rama visible desde acá. No vuelvas que estoy ocupada.

viernes, 28 de marzo de 2008

Uno entre mil



Y hoy estoy ampliamente felíz y podés ir y decirles a todos los que quieras que en este hermoso día mis palabras son para vos, absolutamente todas. No te creas que creo que poseen un valor millonario, pero es todo lo que puedo ofrecer y sobre todo, lo que una vez dijiste que querías. Mirá que bueno es todo ésto, lo predijiste, lo predije, lo hacemos y haremos. De todos modos quiero decirte que no hay nada mejor que sentirte al lado. De todos modos hoy no soy yo. De todos modos hoy prefiero perderme en vos, mirar todo como de película y que de fondo una fusión de Led Zeppellin y Elton John nos ponga en ambiente. Y mientras sonriendo recostada sobre algun verde floreado esté, corré a decirselo a todos porque hoy no soy yo...

Un relato nacional.

Había una vez un país de escultores. Todos sus habitantes se dedicaban a hacer esculturas de papel. El hecho a descatar aquí es que en este país la gente detestaba leer. Todos tenían la habilidad para hacerlo ya que desde niños los enviaban a su país vecino para que allí aprendieran el oficio, pero por alguna razón lo odiaban. Cuando terminaban sus estudios, regresaban a su país natal y se dedicaban a la escultura en papel.
En las calles de este lugar no había carteles, no había indicacions de tránsito, no habían recomendaciones, no habían palabras escritas. Pero como era un país diminuto, por así decirlo, bastaba con conocerse unos con otros y respetarse mutuamente, porque debe darse por entendido que para la existencia de dicha nación sus integrantes debían de estar muy bien aprendidos y tener los valores bien en claro. La cuestión es que eran todos amantes de la escultura y vivían de las ganancias que les dejaban dichas obras de arte. Todos los fines de semana iban a alguno de sus cuatro países limítrofes y allí las vendían, ganaban mucho dinero. Ahora bien, el papel... Los libros a los cuales destrozaban para hacer su oficio eran importados ilegalmente al país por una asociación llamada "Lectura, no existís" ( así me llegó la información). Estos tipos se dedicaban a robar cuantos libros pudiesen de cuanto lugar pudiesen, y luego vendérselos a los habitantes de este pequeño país.
Cuenta la historia que un joven de unos 20 años volvía de uno de los países limítrofes. En su país natal lo esperaba un futuro fructífero, cuyo oficio sería...hacer esculturas claro. Pero había un gran problema con él, debido a una mal formación de pequeño, el joven sólo tenía un dedo en cada mano y no veía futuro alguno en su país. Sin embargo volvió y con el mayor empeño de todos intentó hacer una pequeña escultura, caballo galopando, pero fue inútil. No era habilidoso para la profesión. Totalmente amargado y desganado tomó un trozo del papel que le había sobrado de la escultura para secarse los lágrimas que de sus ojos caían, y en el momento en que éste se acercaba hacía su pupila fue invitable para él leer lo que impreso tenía... La porción de papel lo atrapó profundamente. El joven quería más y más. Intentó recolectar la hoja entera. Lo logró. Prosiguió con el resto del libro. Lo terminó. Tomó otro libro. Leyó cada una de sus palabras, y se sumergía en ellas a medida que avanzaba en la lectura. Pero no todo resultó tan sencillo. No podía vivir de la lectura, debía hacer esculturas en papel o el pueblo se le volvería en contra. No obstante, su mirada no podía despegarse de esas infinidades de historias que esperaban por él constantemente, que lo llamaban seductoras para ser desmenuzadas. Pasaba días y noches leyendo sin parar, encerrado en un cuarto, solitario. Por las noches se escapaba e iba hasta los depósitos ilegales de libros. Robaba cuantos podía y se encerraba en su refugio. Dicho escape lo realizaba casi todas las noches ya que su incapacidad manual no le permitía traer gran variedad y cantidad de textos... Una noche el joven llegó a un depósito que hasta el momento nunca había recurrido. Cansado de tanto correr por las calles diagonales del país, decidió sentarse entre los montículos de libros. Tomó uno, el más grande de todos. Abrió la tapa y leyó las primeras líneas y se sumergió en el sueño, en el cual la gente del pueblo estaba cubierta de papel y furiosa por la actitud sumamente ilegal del joven decidían empapelarlo. Los hombres más fornidos del país lo alzaron y en andas lo llevaron hasta un taller. Una vez allí lo acostaron sobre una mesa y sobre todo su cuerpo aplicaron gran cantidad de cartapesta. Cuando el proceso estuvo en un secado medio, le dieron movilidad a sus brazos, cuello y piernas, creando así una especie de árbol con su cuerpo. Lo dejaron parado hasta que se secó completamente. Fue la escultura vendida al precio más alto en todo el país.

sábado, 22 de marzo de 2008

Toma leche merengada


Pensó.

(CINCO MINUTOS ANTES)
Paso a explicarles el por qué de todo esto... Es muy sencillamente complicado, es un celeste cielo incoloro... No, no, no es nada de lo anteriormente dicho. Podría decirles que es un espiral...No, tampoco...¿Una parábola?¿ Una diagonal?¿Segemento? No, creo que tampoco... Bueno es eso, eso que están pensado. La permanente incógnita que taladra sus cabezas en esos días de lluvia, en los que acostado en un colchón observás el techo fijamente, y de vez en cuando volteás la cabeza para ver que tan fuerte llora el cielo. Si, eso mismo. Y creo que no hacen falta más explicaciones luego de la incógnita...Uh, pero un grupo aquí presente se sentirá disconforme y me dirá que necesitan de respuestas racionales, racionales, racionales, racio-nales, ra-cio-na-les... Esto es consecuencia de todo de los juegos "preguntas y respuesta", de las consignas escolares, de las dudas, de las indagatorias. Y debo decirles que no. Hoy no consigo hallarlas, es más me atrevería a decirles que no hay necesidad de buscarlas, ya con el simple de hecho de plantearse el por qué de la existencia y/o ubicación de un árbol, de sus raíces, de sus ramas, de sus hojas, eso basta. Basta con plantearse la ambigúedad de las cosas, eso basta. Basta con contornear cada letra de la palabra "subjetividad", con borrar cada unidad que conforma la palabra y con volverla a escribir luego, eso basta. Basta con darle vuelta a las cosas, porque detrás de ellas se ocultan las verdaderas , las primeras cosas son "reales", mejor dicho son esas que sentis con el tacto, miras con la vista, oís con los oídos, sentís con el gusto y oles con el olfato... ¡Vayan más allá de todo ese montón, busquen los primeros planos, recorten pedazos de vistas panorámicas y auméntenlas con un zoom mental! Háganlo...Que respuestas no hay, o tal vez si, y probablemente o improbablemente sea una completa idiota diciéndolo, pensandólo. Eso poco importa. Lo importante es ese momento en que aparece la incógnita mental que vuela inquieta como si estuviese encerrada en una caja. Entonces abrila y que vuele por allá, y agarrala cuando quieras y soltala cuando más te guste...¿Me eplico? Ese es el por qué de todo esto....

- Hola, soy Carlos Gutierrez...Me dirigo a ustedes a explicarles el por qué de todo esto ¿No? La razón de esta reunión. Bueno...Digamos que...Una respuesta razonable sería...Bueno...Sepan disculpar pero no, no me sale... Bueno, no se, creo que además... Además hay que vivir...

jueves, 20 de marzo de 2008

Agostina


No me da pudor decirte que sin vos los cielos serían de barro y las nubes de piedras negras. Te agradezco por complementarme y sentarte al lado mío en la mesa cuando nadie mas quiere hacerlo. Hermana menor.

Casi.

Sentados en el mismo escalón, deleitándose con una vista panorámica de Villa Tesei, compartían el silencio. Así disfrutaban los atardeceres, siempre decían que para qué gastarse diciendo idioteces y cosas insensatas, si podían disfrutar de ese silencio oportuno...Se miraban fijamente, miradas despejadas como aquel cielo, tomaban sus manos, las entrelazaban y asi premanecían, sonriendo apenas y respirando serenos, no hacía falta más, ese momento era el único y perfecto cada uno sabía bien lo que sentía y no era necesario materializarlo. Las palabras entorpecerían aquella delicada unión...Caía el sol, las horas bajaban y eso no importaba.Pasaban los días, y todo estaba calmo. Recuerdo cuando, depués de un largo tiempo, pasaba por la esquina, frente a la casa de la muchacha silenciosa, yo ya era mayor, tenía obligaciones , volvia de capital, después de trabajar, y ya no era la nena,que se sentaba a jugar en la puerta de la vereda y a mirar a aquella pareja, disfrutar del nacimiento de la noche.Así que pasé deprisa, quise saludarlos desde donde yo estaba, alzando levemente la mano, pero cuando estaba por hacerlo, lo vi a él, (ya anciano, al igual que su acompañante) abriendo la boca, pude leer sus labios, el dijo: Te quiero... En ese momento la ya anciana muchacha, cerró los ojos, como señal de decepción, soltó despacio su mano, que estaba entrelazada con la de él, y subió las escaleras, cerrando lentamente la puerta, ese fue el último día que pronuncié palabras de amor, en momentos inadecuados.

Esa mañana gris.

-Despertó despreocupada¡Domingo soleado!¡Afuera melancolías!Sin embargo la mañana se tornó turbia, triste y esas ganas torpes de llorar se aferraron a los cuatro rincones de su habitación.Gritos provenientes de toda la casa fueron cubriendo poco a poco ese confortable desinterés¡Y ya lo sabía! Sabía que algunas de esas fuertes voces le eran bien merecidas por esa mediocridad y desconsideración tan propias de ella, pero otras no tanto. Ellos también lo sabían. Y, después de lo sucedido, las ganas de transcribirlo no podían esperar.Es que ella lo quiere tanto, tanto. Pero "esas cosas" son como las profundas cicatrices, como los vestigios de un error que marcan tu manera de caminar, de hablar, de pensar, de sentir...Y se sentía como una completa idiota llorando. Intentaba retener las lágrimas, pero no podía hacerlo...Lluvias de ideas inundaron su cabeza.¡Culpas!¡Broncas!¡Resentimientos!¡Nada de eso lo justifica!¡Una completa tonta!¡Locura!¡Resignación!¡Aprendizaje!¡Te hace más fuerte!¡El olvido no aparecerá!...Y ya lo sabía, ambos eran culpables.Pero en ella abundaba una culpa peculiar, posiblemente en eso constaba su personalidad y su manera de verse ante lo demás...Ya eran casi las 15.30, y sus manos se movían temerosas todavía, su corazón latía raramente ( ella intentaba controlarlo, imposible), sus ojos lloviznaban tímidamente...¡Estás loca! Y como un video en cámara rápida, pasan las imágenes de ese horrible y tan conocido hecho. Supongo que es una de esas cosas que siempre le serán criticadas. Pero también se debe considerar que en esos momentos las palabras no siempre son las más apropiadas. Pero se dijeron...Y fue...Las cobardías se ocultaban en la tercera persona del singular, muchas veces la primera persona nos avergonzaba y preferíamos gritar las cosas escondidos tras la puerta, la cual a su vez la cubríamos con una gran manta negra.La puerta del alma sólo se destapa con un viento sincero. Pero en estos tiempos el viento duerme debajo de nuestros pies. ¡Cómo nos cuesta!Las palabras, mi refugio...Y nos queremos, pero hoy aprendí algo más...Esto me hace más fuerte, y no pensamos tan igual como creía...Una pena, una fortaleza, un valor. Vendrá un nuevo amanecer...Raramente S I L V A mos...Y sólo espero no repetirlas.

Una menos.

Nos inyectábamos palabras, palabras, palabras y palabras, cuyo antídoto nos curaba de los males que ataban nuestros pies al piso. Nos pérmitían volar y encariñarnos más con esa sensación de flotar. Y desde allí decíamos: " El cielo a nuestros pies...¿Qué?¿Qué miras desde ahí abajo?". Pero despertamos. Sabíamos que el efecto medicinal siempre termina por desgastarse. "Hay que variar de tácticas y medicamentos", me decías. Pero evidentemente no importó. Nos dejamos enfermos...

En la espera

Y te dije que me había cansado de escribir sobre amores soñados y fantasías amorosas que jamás llegaron ni llegarán a concretarse. Y también te conté que me había cansado un poco de vos y de mí , de tu manera de hablar y de la mía también, de tu mirar, de mi pensar y del tuyo...Y continué mi monólogo diciendo que prefería salir a caminar solitariamente por alguna que otra calle porteña y pensar en las cosas sencillas de la vida,y dejar junto al cordón las complicaciones que según decía, florecían hasta por la ribera del cuello de tu remera y de la mía. Y te decía que quería escribir todo eso y cambiar un poco ese aroma melancólico con el que perfumaba tus escritos. Pero aquí terminé, escribiéndote nuevamente y cuando realmente aparezcas, ya tendré preparados todos las ahora falas confesiones que seguramente quisiste tener y que yo siempre quise escribirte. Gracias por tu ausencia, y futura presencia, espero.

Una utopía más.

Busco en tu suma lo que un cuadro en una exposicion de arte refleja en los ojos de un hombre que parado junto a él se encuentra. Busco la sensación soñada de sentir entre mis dedos de los pies pedazos de nubes que prefieren flotar en el color celeste antes de terminar en un parabrisas. Busco la vibración que el cuerpo puede sentir al escuchar a lo lejos un tango. Busco ese momento en el que el dedo se apoya suavemente sobre la tecla de un piano e invita a sus compañeras a sumarse para componer estrafalarios sonidos...Busco el fuego que enciende el agua, el que crea una fogata en saturno, el que resiste huracanes. Creo que eso busco.