sábado, 4 de octubre de 2008

Trueque de soles


Y a decir verdad, nos sinceramos. Sentí que despegaste pero me dejaste un refugio, el que antes era tuyo. Y me dejaste mucho más que eso, un lugar que guarda en sus rincones partes de vos. Y allí es donde me alejo de todo. Sucede además que intenté copiarte, y pago las consecuencias del haberme salido tan bien. Y no es arrepentimiento, sino orgullo. Porque cuando te escucho es casi un reflejo, porque cuando te abrazo hay fusión de infinitas cosas, porque cuando me río no estoy sola, porque cuando me hablás me describís. Y ambas sabemos que en situaciones de tristeza y desesperación apelar a la generalización y los extremos es algo que nos sale muy bien. Pero con vos, es con vos... Es percatar en esos detalles, es mirar a los árboles y ver lo mismo. Sensaciones compartidas en un tiempo que parece jamás terminar, que se pierde en un camino sin fin. Porque hoy puedo decir que cambio mis soles por los tuyos, para terminar de complementar lo que desde el principio de todo se gestó. Una naranja perfecta se forma a lo lejos, entre arrabales que a modo de humo bailan en la luz que sólo vos me supiste dar. Mitades juntas que dan a entender que en la vida existen perfecciones.

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