domingo, 17 de agosto de 2008

Uno veinte por favor


A Morón por favor.

Escaleras plagaron los escenarios de la cuidad. Ida y Vuelta a ...

Descendió del tren para ascender a otro plano, y allí voló entre arrabales y nubes del atardecer. Y después de hacer todo eso y más, fijó la mirada en otro flotante, el cual se detuvo frente a ella, solo a unos metros de distancia. Y detrás de él apareció un piano y con el creó las más bellas notas que jamás se habían tocado en esas infinitas alturas. Y debajo de sus pies se dibujó una calle empedrada, empapada de rocío que se descargaba de las notas musicales que de a poco plagaban los espacios. Y se dibujaba un espejo, el reflejo de dos personas imgainándose. Y él dejó de tocar el piano, porque este continuó haciándolo solo, y se dirigió casi hacia ella. Caminó hasta su imagen, la que se hallaba en el suelo. Se sumergió en la calle y abrazó a la figura femenina que allí se dibujaba. Y luiego el agua se evaporó ascendiendo más alla de las notas musicales que aún seguían aflorando de aquel instrumento casi mágico.

Ella quedó sola entre las nubes y una calle seca de todo. Entonces descendió hasta el final y tomó el tren de regreso. Y finalmente dijo: " Uno veinte por favor".