miércoles, 16 de septiembre de 2009

Silueta


Apoyá tu cuerpo en la ventana que quiero recordar tu contorno. Me enamoré de la forma. Te quise ahí en contraste de todo. Ensombrecido como siempre. Eras amigo del sol. Los destellos cosquilleaban la retina y movías las extremidades lentamente, como bailando en la viscosidad de los enlaces del hidrógeno y los oxígenos. Te hacías agua de vez en cuando y río para regalar reflejos infinitos. No prendíamos nunca la luz, porque llamabas a la luna golpeando dos veces el vidrio cuando morían las luces, prediciendo siempre esos ocho minutos y medio. Y cuando el calor era incontrolable, un abrazo. Y nunca mentiste hablando en “tiempo real”. Siempre supimos del pasado y de las luces. Mentíamos atardeceres y siempre afirmamos en sentido negativo. Vos, sombra de albas y ocasos. Perímetro de una invención más del sol.
Ahora se ve la luna, la tenemos acá no más, recostate un poco más, que de noche tu perfil crea relieves en la casa.