lunes, 23 de marzo de 2009

Nos acordamos.


Hablé de acción, de terror, de comedia, drama y lo restante. Hablé cuando quise y cuando no, como hacemos todos. Hablé cuando tuve y cuando no tuve también. Hablé en silencio, lo cual fue mas propicio. Hablé para luego hablar de ello. Hablé para formar un inevitable pasado, para afirmar la subjetividad, la raíz del árbol. Para que el presente conmemore lo dicho, ya ves y vimos que la nostalgia y la melancolía resultan muy interesantes en nuestra condición de seres humanos, el ser trascendental y temporal, en andá a saber dónde, parece entretenido. Hablaré en pasado entonces, voy a contar cuando de chica quería marcar todo el recorrido de mi casa a Carrefour con un rollo de papel higiénico, creyendo que este alcanzaría incluso para atarlo en la reja de ambos extremos. O cuando creía que los carteles publicitarios que tenían sólo un número telefónico pertenecían a alguna mafia o asociación anónima para ayudar a los adictos. Hablé de ello unas pocas veces, ahora se ve que al recuerdo se le han añadido algunas sensaciones de vergüenza, pero lo asumo, lo asumo. Como pude asumir al fin que la mancha que tengo en la pierna es de nacimiento, y no de la suciedad de una gota de chocolatada que jamás se fue. "Antojos" dijeron alguna vez, gracias a algo jamás lo creí como tal. ¿Y ahora entonces? Hablando en un tiempo presente hago reverencia a la memoria, ya vemos como se toman de la mano los minutos, horas, años y épocas que nacen y otras que maduran, transforman, etc. Una línea de tiempo ondeada de tanto en tanto... Hablé de esto, tal vez así fijé algunas cosas, fomenté algunas otras, regué algunas plantas, transplanté otras, y guardé semillas que ya se pudrieron. Vestigios han quedado, por algo son vestigios, historia es la que sirve entonces. Cómo me ayudaron los tiempos verbales y las palabras que se fueron y que no; las que callé, las que dije, las que dejé madurar junto a las semillas de sandía que jamás germinaron. La lluvia hizo lo que pudo, lástima que no me dejé limpiar y regar del todo a pesar que hablé, hablé y hablé.
"Quedate tranquila que la humedad se concentra y el agua es un círculo" gracias a algo, nuevamente, hablaron los demás.

domingo, 15 de marzo de 2009

Plutón y Mercurio.

Siempre quiso, pero nunca lo experimentó realmente. Lo imaginó y no lo concretó. Aires de deseo respiraba por las noches, y a la mañana, la luna. Se tuvieron unidos por el cable a tierra que de uno de ellos nacía. Pero al mismo tiempo el otro se descalzaba para tocar algo de la tierra mojada por el rocío, mientras intentaba cortar aquel hilo, y lo logró. Y volvió a las mañanas, y cuando la otra parte lo buscó, ya se había escondido tras alguna roca, y el otro respiraba entre árboles y montañas, mientras que su opuesto complemento (increíble pero no) contenía algo de oxígeno de la última noche de iniciativas y el querer querer. Seguía con esa maldita manía de acercarse al sol. Probó en otros planetas, pero soportó poco, algo así como una primavera del año pasado. Pensar que hablaron tanto de las inmensidades que terminó perdiéndose en las palabras que las describieron. Y ahora uno con un astro nuevo día tras día y el otro siempre con el mismo, evidentemente no es lo que se quería. Recorre pero no se halla. Le gustaría volver a encontrar los aires y las palabras, pero se ve que siempre se dejó en ese deseoso “gustaría”. Durmió en letras que se tomaron por astros y el espacio es tan grande que ahora sin atmósfera lo busca. Imaginando una merienda sobre Marte, sirviendo café sin tazas en movimientos adormecidos. Los imanes se atraerían igual, los polos fueron opuestos después de todo. Se buscaron. ¿Y ahora? Al otro le gustaría encontrar, pero todavía no lo ha hecho consigo mismo. ¿Vendrá?

lunes, 9 de marzo de 2009

Consuelos personales

Pensar que siempre renegué de los creyentes en el destino, de los que afirman “Y si pasó fue por algo”, “Ves que algunas cosas pasan porque tiene que pasar” o “Y tenía que morirse sí o sí pobrecito”. Siempre opté por aceptar que las cosas suceden por las acciones del hombre, así simple y sencillamente. Causa y efecto peleando por un lugar en un círculo de vida. Un punto de vista, una mirada subjetiva del asunto. Y así fue que replanteándome todas estas cosas vi como te ibas alejando con tu bicicleta de la vereda de mi casa. Te miré hasta que doblaste la esquina. Me había quedado con esa sensación de insatisfacción que aparece cuando uno no termina de decir todo lo que le gustaría haber dicho. Por eso apenas doblaste, me acerqué hasta mi calle, miré hacia ambos lados. No había ningún auto, era uno de los domingos más tristemente tranquilos del año. Entonces me dije a mi misma que si dentro de los cinco segundos siguientes a tu partida pasaba un auto, era porque regresarías y me dirías lo que quería escuchar; si por el contrario el auto no pasaba era porque nada había para decir. Conté hasta cinco y no pasó ningún auto. Me di media vuelta y cuando estaba por girar el picaporte me gritaste. Giré de un modo falsamente desinteresado, y te miré, no dije nada. Detuviste la bici y apoyaste un pie sobre la vereda, me miraste, agarraste tu mochila y de ahí sacaste el CD de música que te había prestado hacía unas semanas. Me acerqué. Y nos reímos juntos unos segundos. Cerraste la mochila y levantaste el pie, apoyándolo posteriormente en el pedal. Y te fuiste, doblaste nuevamente. Sólo unas meras risas. Entré a mi casa agradeciéndome la ausencia de un auto dentro de esos cinco segundos en los que parece que el tiempo se para o que los sonidos son menos fuertes.
Consuelos personales, es tan difícil deshacerse de ellos…

domingo, 8 de marzo de 2009

Razas de canarios


De todas las aves, preferiste ser el canario, debe ser por su popularidad y su limitada vida en estado salvaje en comparación con los demás pájaros. Seguramente se deba a que se hallan en todo el mundo, rodeados de casas de alambres que debilitan sus alas. Casas que hacen creer que el sol tiene sombras horizontales, verticales o diagonales, que vive enjaulado, y cuando las nubes salen, éstas son ralladas o en su color se dibujan las formas de algún segmento ondeado, cuyo motivo puede ser de lo más variado. Y el mundo no es uno, sino muchos, y los rincones son pocos, los amigos también. Pero así lo quisiste, te dimos a elegir pero siempre te gustó este tipo de segmentación, preferiste diferenciarte de los demás canarios por el solo hecho de creerte diferente. Mirá que te dijimos que raza hay una sola, pero no. Hablaste de otras veinticinco razas más aproximadamente, diferenciadas por su plumaje, su color, tamaño, duración de vida, origen, y otras diferencias más.
Siempre supimos que con uno bastaba, pero te gustó sumar. Y ahora vos enjaulado... Te comprendo se pierden detalles cuando hay obstáculos que no permiten tener una vista amplia de tu alrededor. Sin embargo yo me doy toda la vuelta una y otra vez, y si quiero vuelo sin ser pájaro, y si querés te hago compañía un rato. Pero prefiero apreciar las aves desde acá abajo y mantener la utopía del volar mismo, así también como la del amor.
Y ahora entiendo, nunca descarté que para volar había que tener alas como las tuyas,pero ya ves pueden atrofiarse , en cualquier parte del mundo. Por eso hoy me levanté, te abrí la puertita para que salgas, para que vueles, no me importó que mamá se fuera a enojar conmigo después. Te ofrecí libertad. Me miraste por unos segundos e inmediatamente subiste al palito de arriba de todo y ahí te quedaste. Trabé la puerta con otro palito que encontré al lado mío para que quedara siempre abierta, pero al día siguiente seguías ahí. Bajé tu casa al pasto con vos mismo adentro, y me subí el vestido hasta las rodillas para poder sentarme bien, te puse enfrente y me quedé mirándote por mucho tiempo. Puse los brazos hacia atrás y miré al sol, pasó una bandada de no se qué raza, vos moviste un poco las alas, yo esperanzada sonreí pero te diste media vuelta y la seguiste con los ojos. Ojos divididos que miraron siempre al oeste.