jueves, 20 de marzo de 2008

Casi.

Sentados en el mismo escalón, deleitándose con una vista panorámica de Villa Tesei, compartían el silencio. Así disfrutaban los atardeceres, siempre decían que para qué gastarse diciendo idioteces y cosas insensatas, si podían disfrutar de ese silencio oportuno...Se miraban fijamente, miradas despejadas como aquel cielo, tomaban sus manos, las entrelazaban y asi premanecían, sonriendo apenas y respirando serenos, no hacía falta más, ese momento era el único y perfecto cada uno sabía bien lo que sentía y no era necesario materializarlo. Las palabras entorpecerían aquella delicada unión...Caía el sol, las horas bajaban y eso no importaba.Pasaban los días, y todo estaba calmo. Recuerdo cuando, depués de un largo tiempo, pasaba por la esquina, frente a la casa de la muchacha silenciosa, yo ya era mayor, tenía obligaciones , volvia de capital, después de trabajar, y ya no era la nena,que se sentaba a jugar en la puerta de la vereda y a mirar a aquella pareja, disfrutar del nacimiento de la noche.Así que pasé deprisa, quise saludarlos desde donde yo estaba, alzando levemente la mano, pero cuando estaba por hacerlo, lo vi a él, (ya anciano, al igual que su acompañante) abriendo la boca, pude leer sus labios, el dijo: Te quiero... En ese momento la ya anciana muchacha, cerró los ojos, como señal de decepción, soltó despacio su mano, que estaba entrelazada con la de él, y subió las escaleras, cerrando lentamente la puerta, ese fue el último día que pronuncié palabras de amor, en momentos inadecuados.

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