domingo, 11 de enero de 2009

¿Pérdida?

Pensaba que era una preocupación la que compartíamos. Pero ayer me di cuenta que no. Era solo mía. Intentos de algo fueron los que se dieron, y no dieron al mismo tiempo. Es raro, nunca pensé sentirme así de mal, pero acá lo ves, o tal vez no lo veas. La verdad no lo sé del todo bien, entre suposiciones y afirmaciones estoy como flotando. Y me sujeto sobretodo a una, una desilusión. No te acuso de ningún pecado mortal, claro que no, era sólo confesión lo que te pedía. Pero no... Y es tristeza sobre la que me paro, es muy raro creo que no me había pasado últimamente. Y todo esto es porque te quiero mucho, más de lo que pensaba.
Perder y valorar en círculo, supongo que eso es lo ambos sentimos, creo… ¿Ambos? Lo que antes era chiquito ahora se hizo grande, hubiese preferido conservarlo en su tamaño original, pero optaste por agigantarlo, por lo menos dentro de mí. Me resulta casi increíble pensar en este tipo de metamorfosis sentimental. Antes era querer, ahora tan sólo ganas de haberte querido más. Sumaste vos, yo resté, y las pocas veces que quise multiplicar en estos días, obviamente dio menos.
Hoy, haciendo una especie de análisis casi involuntario, me di cuenta que eras de esos que uno tiene como “intocables”, la mayoría aún lo considera, parte de mí lo sigue haciendo, todavía no se muy bien que parte. Es así, vemos (viste), debe ser la contradicción que casi puede clasificarse como necesidad básica del ser humano. Y ahora es como si me costara aferrarme a los recuerdos, pero me aferro. Es que ahora te transformaste en recuerdos. Es que ahora, diariamente, me siento como el personaje de Dolina, el eterno poeta Mandeb que esperaba el tren que PARECÍA jamás llegar. A pesar de todo espero, porque las ganas de querer siguen quedando. Y perdón por la crudeza de mis palabras, vos sos de esos que conocen mi poca sutileza en casos como estos. Pesar que tantas veces te conté de ella, y juntos nos reíamos. Pensar que jamás pensé en vivirlo con vos, y ahora me río con otros.
Tal vez en alguna tarde, de algún día, el presente testimonio tome forma y presencia casi física y viaje sobre algún Fiat 600 (y mirá que soy muy mala para estos tipos de datos) y cruce lo más rápido posible la calle de desilusión que seguís pavimentando.

No hay comentarios: