miércoles, 20 de mayo de 2009

Un ceibo


Encontré la suma de ganas, concentradas en las raíces. Floreció con el tiempo, germinó por el aire. Formó nubes y ramas. Dibujó hilos e hizo llover hojas. Y en el invierno, los pétalos, y en los milagros, las flores. En el verano, las sombras. Ascendió hasta el sol. Rodeó continentes, construyó puentes sin obstruír barcos. Hallé todos los verdes, en la cosa más chica, lo de gigante de lo imaninable. Te enredaste desde el astro más grande hasta el núcleo de la Tierra, ahora camino y duermo por ese tramo larguísimo, cortísimo. Pusiste hasta las tazas sobre la mesa del jardín. Me senté sola a mirarte tomar, a mirarte, a mirarte germinar, a mirarte, a mirarte ser, a mirarte, a mirarte...

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